Nuestros bebés y las mascotas

Cuando nuestros hijitos nacen, es natural que no queramos que nada les pase. En mi caso, Diego y yo nos volvimos maniáticos con las personas que querían tocar a Matias. 

Me acuerdo que estaba en mi cuarto después de tener a mi bebé y Diego me dijo: "Ya vengo". Regresó de la farmacia con 8 pomos de desinfectante para las manos, y a mi me pareció un poco exagerado pero los 8 volaron en 3 meses... Siempre que alguien quería cargar a Mati o tocarle un pelo hacíamos que se laven las manos y luego se pusieran desinfectante. Yo creo que hice lo correcto, a pesar de que muchas personas me decían que era una exagerada y una maniática, no me arrepiento de haberles exigido eso.  

 

Los primeros 4 meses de vida de Matias me preocupaba mucho por las bacterias y gérmenes que podían hacerle daño. Pensaba que mi bebé era de cristal y me daban nervios saber que estuvo tanto tiempo en mi barriga totalmente estéril y llegó a un mundo que tiene muchísima contaminación por donde lo veamos.

Al principio Diego, Mati y yo vivíamos en la casa de mis suegros. Mi suegra es como mi mamá y yo, amante de los gatos, y por supuesto en la casa hay gatos... no sólo hay, son parte de la familia. 

Como Mati era muy chiquito y yo era una maniática, el primer mes de vida de Matias los gatos ni siquiera entraban al cuarto, la puerta estaba siempre cerrada porque toda mi vida he vivido con ellos y sabía que lo primero que harían sería meterse al moisés de Mati. Pero me imagino, como es normal, con el tiempo empecé a ser más flexible. 

Cuando Matias tenía un mes o un poquito más, ya dejaba la puerta abierta y los gatitos entraban y se quedaban mirándonos de lejos (jamás se trepaban a la cama). Con el tiempo, me di cuenta que durante toda mi vida cuando veía a un niño o una niña llorar porque se le acercaba hasta la mariposa del parque, pensaba que yo no quería eso para mis hijos, porque yo he crecido con animalitos y sé que eran mi felicidad entera.  Por este motivo busqué información sobre cómo manejar el tema de los bebés y las mascotas para que la convivencia sea la mejor.

Lo primero que encontré en todos lados es que el tener una mascota en casa es un elemento muy importante en el desarrollo de nuestros hijos, tanto a nivel físico como afectivo. 

Cuando un niño tiene una mascota lo que debemos hacer es, que entiendan que son seres vivos y que además de necesitar cuidados, necesitan respeto. Eso va a ayudar a que aprendan el significado de responsabilidad y compromiso. Pero todo esto empieza por los padres. Cuando era chica, en mi casa era inconcebible que una de nuestras mascotas pase hambre o frío, siempre nos enseñaron que los animales que teníamos en casa eran parte de la familia. 

De alguna manera, cuando era niña y mis padres me encargaban una responsabilidad tan grande como el cuidado de un ser vivo,  sentía seguridad y confianza en mi misma, me sentía capaz de realizar lo que me propusiera. Y qué manera más linda de inculcar estos sentimientos en nuestros hijos no? 

Saber que además de divertirse y ser felices con sus mascotas, están aprendiendo a ser más tolerantes y sensibles, porque empiezan a entender las necesidades de los demás. Creo que eso, no tiene precio. 

Cuando Matias ve a algún animalito es increíble como se emociona, empieza a mover las piernas, sacudir sus bracitos y a dar gritos. Ya con 8 meses, su sistema inmunológico es más fuerte y es por eso que ahora dejo que agarre a los gatitos de la casa de mi mamá y mi suegra, eso si, están al día con sus vacunas y son desparasitados siempre. Claro que luego de agarrarlos y jugar con ellos le lavo las manos. Es como los adultos, por lo menos yo, después de agarrar a cualquier animal me lavo las manos con agua y jabón.

 

                 

Mati todavía es chiquito y no mide la fuerza con la que agarra a los animales, a veces le jala la cola a Paolo (un gato de mi mamá) y Pao, como es buenísimo, no hace nada! Sólo lo mira y se deja. Pero ahí es donde entramos los papás, siempre que veo que le puede hacer daño al animalito le saco la mano y le explico porque eso no se hace. De repente ahora no lo entienda, pero de acá a unos meses estoy segura de que lo hará. 

Por el momento en casa no tenemos mascotas, no tenemos espacio y tampoco le daríamos la atención necesaria, pero lo primero que voy a hacer cuando las circunstancias lo permitan es adoptar a algún perrito sin hogar. 

Otra cosa importante es hacer entender a nuestros hijos que las mascotas de la casa, no son iguales que la mascota del vecino. Hay que enseñarles que cuando vean a un animal que no conocen, antes de acercarse pregunten al dueño si pueden acariciarlo o jugar con él. 

Yo nunca dejo a Mati solo con las mascotas, me parece que aunque sean nuestros... son animales y si algo les incomoda o se sienten atacados pueden hacerle daño a nuestros bebés.  

Cuando subo fotos de mi hijito jugando con los gatitos, muchas personas me dicen que estoy haciendo mal y que no es bueno para mi hijo. Una vez más, creo que hay que respetar la manera de criar de cada mamá, puede ser que muchas de ustedes no estén de acuerdo con el contacto de los bebés con los animales o con muchos otros temas, pero es mi experiencia y es lo que creo es mejor para Matias. Por mi lado, creo que criar a niños con mascotas es criar niños felices y con mucho amor para dar. 

Espero que el día que Matias tenga la responsabilidad de hacerse cargo de un animalito, lo haga con mucho amor y dedicación. Porque estoy segura que será la más bella, intensa y enriquecedora experiencia que le va a tocar vivir como niño. 

Majo y Mati