Cuando nuestros hijitos nacen, es natural que no queramos que nada les pase. En mi caso, Diego y yo nos volvimos maniáticos con las personas que querían tocar a Matias.
Me acuerdo que estaba en mi cuarto después de tener a mi bebé y Diego me dijo: "Ya vengo". Regresó de la farmacia con 8 pomos de desinfectante para las manos, y a mi me pareció un poco exagerado pero los 8 volaron en 3 meses... Siempre que alguien quería cargar a Mati o tocarle un pelo hacíamos que se laven las manos y luego se pusieran desinfectante. Yo creo que hice lo correcto, a pesar de que muchas personas me decían que era una exagerada y una maniática, no me arrepiento de haberles exigido eso.