Hace poquito, una noticia alborotó las redes sociales. Una modelo rusa, Elena Perminova, posó para la revista Vogue a sólo dos meses de haber tenido a su tercer hijo. Y qué creen? La mujer sale regia, flaca como ella sola, tonificada y lo mejor de todo es que se le ve sana. Y la noticia, me hizo acordar cómo fue que yo viví toda esta experiencia.
En mi blog les he hablado antes sobre cómo quedé después de tener a mi bebé. Apenas Matias nació me lo dieron para abrazarlo, cargarlo, hablarle, llorar, etc, etc, etc y lo primero que hice luego de entregar a mi bebé para que lo examinen y le hicieran todas las pruebas, fue tocar mi barriga. Si, toqué mi barriga y sentí como mis dedos se hundían en algo que se la parecía más a una cama de agua (Con poca agua y más cama) que a mi propia panza. Me asusté, dije Queeeee cosa? Así es esto? No sale el niño y mi barriga vuelve a ser plana?
No, no es tan fácil y tampoco debemos sentirnos presionadas por lo que vemos en la tele o en las revistas. Yo me imaginaba 1 mes después de dar a luz, paseando por el parque con Mati, con mi ropa de siempre, más flaca y con el pelo lindo y brilloso como lo tenía en el embarazo. Pero cuál fue la realidad? Cuando Matias tenía un mes, mis jeans me cerraban pero debía elegir entre poder respirar o ponerme los jeans. Por supuesto, tuve que escoger respirar. Estaba más flaca, pero mi cuerpo no tenía forma, o por lo menos, no la forma que yo quería que tuviera. Y mi pelo... ni siquiera me voy a tomar la molestia de contarles cómo se veía mi nido de pájaros, perdón, pelo.
Nada fue como pensé que iba a ser. Mi barriga todavía parecía la de un gordito chelero, mis brazos que de por sí son anchos, ahora se notaban más y mi cara todavía estaba recogordeta. Yo ya sabía esto, pero claro, tampoco podían faltar las personas (Llámese familia, amigos, conocidos, etc) que me decían lo gordita que había quedado. Si, aunque no lo crean, se aparecían en mi casa, a cargar a mi hijo, a molestar mi privacidad para decirme: Ay Majo... pero todavía estás bien gordita no?
En el momento, ni siquiera me molestaba porque todas sabemos de quienes pueden venir esos comentarios. De gente insegura, gente que no tiene nada que hacer con su vida, gente despistada, gente sin tino, y por qué no, gente que lo hace simplemente por molestar. Sé que no soy la única que recibió comentarios así, es imposible que de tantas personas en el mundo sólo yo haya escuchado cosas así sobre mi cuerpo. Pero como consejo les digo, que les resbale. A ellos qué les importará como llevemos nuestro cuerpo luego de parir.
A las mujeres que pueden regresar a estar flaquitas como antes o estar más flacas que antes, les digo que son unas suertudas o que tienen mucha fuerza de voluntad y que las admiro porque hacer que tu cuerpo vuelva a la normalidad después de haber creado a un ser humano, es todo un logro y nadie lo entiende mejor que otra madre que paso por lo mismo. Pero no porque algunas puedan hacerlo significa que todas debemos hacerlo. Cada una debe escoger su ritmo y lo que nos haga más felices. Nosotras qué sabemos... Por ahí que existe alguna mujer que está feliz con su nuevo cuerpo y no necesita llegar a un número exacto de kilos o determinadas proporciones para ser feliz.
Cuando Mati ya estaba más grandecito y mi cuerpo ya había vuelto a la "normalidad" me encontré con el proyecto de la famosa fotógrafa Jade Beall llamado The Bodies of Mothers: A Beautiful Body Project y les confieso que me hubiera gustado encontrar esto antes, porque lo que entendí con éstas fotos no se puede expresar con palabras.
"Sus cuerpos son obras de arte que deben ser alabados por toda la humanidad. Son exquisitas y si cambió un poco o mucho luego de dar a luz, celebren esos cambios! Es un honor que miles de otras mujeres sólo pueden soñar con tener. Relájense con su perfección y sean amables con ustedes mismas. Ser madre es lo suficientemente difícil como para despreciar sus hermosos y poderosos cuerpos."Jaed Beall
Entonces luego de observar éstas hermosas fotos. Que veo? Veo mujeres felices y en paz, tranquilas con ellas mismas, con cómo se ven y que les importa tres rábanos lo que piensen los demás. Hace poco, un amigo me dijo que lo más importante no es lo de afuera, y si no fuera madre tal vez no lo hubiera entendido.
Me tomó tiempo entender que mi cuerpo no había pasado por cambios físicos en vano. Entendí que realmente podía crear y darle vida a alguien y de amarlo con cada célula de mi ser. Definitivamente, mi cuerpo no es el mismo de hace unos años, las marcas físicas que me quedaron me recuerdan todos los días lo bello que es amar. Entendí que mi imperfección es perfecta y que mi cuerpo es aún más bello que antes, porque gracias a él, soy mamá.
Son muy bellas. En su sonrisa se les ve el alma y en su cuerpo la sinceridad. Me atraen las mujeres así.
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