viernes, 6 de febrero de 2015

El temido destete


Las personas que me conocen sabrán cuánto me gustaba la conexión que tenía con mi bebé cuando le daba leche. Definitivamente fue una de las mejores experiencias de mi vida, pero como todo, con mucha pena llegó a su final.





El plan que tenía con Mati era continuar con la lactancia hasta que cumpliera un año. 
Desde los 10 meses venía preparándome mentalmente porque para mí era una locura. Mati no usa chupón y hasta cuando se golpeaba, su único consuelo era buscarme para tomar leche. 
Me moría de miedo de no poder "controlar" ciertas situaciones porque mi mejor aliado ya no iba a estar conmigo.  Me llene de inseguridades, pensando que realmente iba a probarme como mamá y esperaba poder calmarlo, hacerlo dormir y tener el mismo nexo hermoso de siempre con mi hijo, pero de una forma totalmente diferente.

No conocía la vida con Matias sin la lactancia, y eso, me aterraba.


Cuando llegó el esperado año, por cosas del destino, Matias se enfermó y no quería comer nada. Nada es NADA, sólo quería tomar mi leche. Cómo se suponía que iba a cortársela si era lo único de lo que se alimentaba? Por eso, tuve que alargarlo un poquito más hasta el año un mes. No estuvo un mes enfermo, ojo, pero con el matri tenía mil cosas que hacer y era demasiada presión. 

Por una parte me sentía aliviada de que se haya enfermado porque tenía una excusa para postergar el destete, pero la cabeza me reventaba sabiendo que ya era momento. Me parece excelente que algunas mamás continúen la lactancia, pero para mí, Mati ya no es un bebé sino un niño y simplemente ya era hora de hacerlo.


Si alguna mami que está leyendo esto y está pasando por lo mismo que yo pasé, abróchense los cinturones chicas, porque destetar es complicado y duro. Es un proceso lento en el cuál el niño tiene que entender de a poquitos que la lactancia está legando a su final. Y no sólo es difícil para el niño, es todo un reto físico y psicológico para la mamá.

Si planean hacer un destete respetuoso, va a ser cuestión de meses los que van a necesitar para lograrlo. Ambos tienen que adaptarse al cambio y no se logra de la noche a la mañana. Se los digo porque lo aprendí por experiencia propia. 
Les cuento que cuando regresé a volar y Mati tenía entre 6 y 7 meses me espantaba la idea que en un vuelo de 9 o 12 horas me diera mastitis. me daba más miedo todavía pensar que podía morirme de dolor en un cuarto de hotel dónde no iba a estar mi esposo, mi suegra o mi mamá para ayudarme. Así tuviera el mejor extractor de leche, no calculan cuánta podía producir en 3 horas que no estuviera con Mati. Entonces, por tonta y miedosa hablé con mi ginecólogo para que me recetara alguna pastilla para cortar la lactancia antes de regresar a volar. 
Cuento corto, no aguanté ni una noche sin darle leche a mi bebé. El lloraba y yo lloraba. Me di cuenta de que no era sólo un vínculo nutricional el que teníamos, sino un fuerte vínculo emocional que era imposible cortar de un día para otro.


Por dónde empezar ?

Personalmente, aproveché que desde Diciembre Mati y yo estábamos yendo casi todos los días a la playa. Entonces, ya no lo hacía dormir tomando teta, sino paseándolo en su coche en el club. Si antes le daba 3 tomas en el día, en ese momento las corté sólo a 1, o a veces lo hacía aguantar a la cena y no le daba leche en todo el día hasta que llegaba la hora de dormir. 

Con el tiempo me di cuenta de que ya no necesitaba darle leche para hacerlo dormir, sólo tomaba en la noche y en la madrugada. Al principio fue difícil porque me dolía un poco y me veía totalmente exuberante jaja.



Y si se olvida de su mamita querida? Si ya no me busca? Si cualquier persona le va a dar igual?

Yo pensaba todo esto, y no las pensaba por separado, al contrario, se me venían todas estas preguntas al mismo tiempo y disparaban mi miedos e inseguridades.
Sé que no soy la única a la que le pasó, no estamos locas. Creo que es algo completamente normal para las mamás que en su momento creamos un nexo tan fuerte con nuestros hijos.

Pero para mí, lo peor no fueron todas las preguntas que me rondaban la cabeza. Lo más terrible fue cuando se acabó. Sentía que había perdido algo muy importante en mi vida, que cualquiera podía darle un biberón a mi Mati y muchas veces me sentí tonta. Pero ahora que pienso las cosas con la cabeza fría me doy cuenta de que esos sentimientos no tenían nada de tontos. Finalmente terminar con la lactancia es eso, es terminar algo, cerrar un ciclo, despedirse de algo importante en tu vida y requiere un periodo de "duelo" si es que así quieren llamarlo.

Sé que no todas las mamás sintieron eso y es normal, porque cada una vive la maternidad como mejor le parezca y mejor se adecuen a ella.



Y para las que fueron criticadas por su opción a seguir o no seguir la lactancia...

Nunca dejen que las decisiones que tomen con sus hijos sean influenciadas por otras personas. Sé que existen personas que lo hacen con la mejor intención, pero por mi parte sólo recibo los consejos de mi familia y cuando digo familia me refiero a mi mamá, suegra y abuelas, punto. 

A mi me dijeron de todo por seguir dándole leche a Matias, la más común era que ya estaba grande o exageraban diciendo que ya iba a ir al colegio... En el momento me reía porque no tenía de otra y jamás voy a pelearme con alguien por algo así. Pero la verdad es que sus chistes no me daban tanta risa como parecía, es más, nunca me dieron NI UN POQUITO de risa. Al que le caiga el guante que se lo chante.  :) :) :) 

Después de todo, las únicas que podemos tomar esa decisión somos nosotras, no el vecino, no los amigos de tu esposo, no tus tías. Sólo nosotras. 


Tips que me sirvieron en el proceso:

  • Sacarte leche con el extractor, pero sólo lo necesario como para que no te duela.
  • Tener un par de biberones livianos que tu bebé pueda agarrar con facilidad.
  • Al principo, hacerle la leche lo más "aguada" que se pueda para que se parezca a la leche materna.
  • Ofrecerle el biberón a las horas que tomaba leche materna.


Finalmente, creo que la que más sufrió con el destete fui yo. Matias no sintió la pegada tan fuerte, de hecho que por momentos se acuerda y me doy cuenta por su carita y sus miradas. Pero siento que el ya entiende que es un niño grande y sorprendentemente es FELIZ con sus tacitas y sus biberones. Menos mal! 

Y a ustedes mamis, cómo les fue en el destete? 




Besos,

Majo, Diego y Mati





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