miércoles, 10 de septiembre de 2014

La primera separación

Hola mamis, les quiero contar como fue mi experiencia cuando tuve que dejar a Matias por primera vez para salir a pasear y para trabajar.





Cuando mi gordo nació con las justas lo dejaba con alguien más cuando me iba a bañar, y eso! Casi siempre metía su bouncer  al baño, ponía música para bebés, agua fría para el veranito y me duchaba tranquila con Matias cerca.
 Nunca me sentí asfixiada por él o por cumplir mi rol de mamá, en realidad mi felicidad estaba completa sólo con quedarme contemplándolo. Hasta que un día cuando Mati tenía 2 meses Diego me dijo NOS VAMOS AL CINE O A HACER ALGO PERO SOLO LOS DOS, SIN MATIAS. Mi primer pensamiento fue y con quién lo vamos a dejar?! Mi suegra que es un amor, nos dijo váyanse tranquilos, a comer, al cine, a pasear... Pero vayan, sólo déjenme leche y todo bien. 
Al principio no estaba muy segura de separarme de mi bebé, pero después me entusiasmó la idea de poder arreglarme por primera vez en dos meses desde que tuve a Mati. Me cambié, me puse un maxi vestido que sólo había usado una vez en toda mi vida (Y me encantaba) y salimos. 


El plan inicial fue ir al cine, pero saqué cuentas y serían como 3 horas fuera de casa, cambio de planes. Ir a comer algo también nos pareció una buena idea pero ninguno tenía hambre, así que decidimos ir a tomar helados... Como la idea era "desprendernos" un poquito de Mati, en lugar de ir a Molina Plaza que estaba cerquita a la casa, nos fuimos a el Polo que estaba un poco más lejos (Igual estábamos a un paso).
Cuando salimos no me sentía mal porque sabía que salir con Diego era necesario para distraerme y tener un tiempo para los dos. Durante 2 meses había enfocado toda mi atención y mis energía en Matias y las cosas que hacía con Diego no pasaban de ver peliculas o hacer ejercicios en la casa mientras Mati dormía.

Pero bueno, volviendo al tema de la salida, cuando llegamos nos sentamos y pedimos nuestros helados. Traté una y mil veces no pensar en mi bebé y tampoco en cuánta leche tenía acumulada y  hacía que el vestido me ajuste más y más. 
Salimos y empezamos a caminar, a ver tiendas con ropa "normal" ya que en los últimos meses sólo había podido buscar ropa para embarazadas, encontré una tienda para bebés, después otra, otra y terminé en Baby Infanti comprando un colchonsito para la espalda de Mati.  Después de comprar el colchón, lo único que quería era llegar a la casa para enseñarles a mis suegros lo que había comprado y abrazar a mi bebé. 

Cuando llegamos a la casa me di cuenta que Matias estaba súper bien, estaba en la terraza tomando su leche con mis suegros y yo me sentía feliz de haber podido salir y pasar un rato con Diego. Después de esto, sentí que si había podido dejar a mi bebito, cuando me fuera a trabajar sería casi lo mismo. QUE EQUIVOCADA ESTABA.


Como soy tripulante de cabina, una vez al año tengo que hacer un curso de refresco, que básicamente consta de 5 días seguidos de clases de 9 am. a 6 pm. 
Mientras el día de mi reva se acercaba, yo me ponía más nerviosa. Esos días mi mamá y Diego se iban a quedar con Matias, y sólo con hablar de las cosas que tenía que llevar donde mi mami me sentía mal, me daban náuseas, me dolía la cabeza, el cuello, me daba todo en un segundo. 
De por si, éstos 5 días son súper estresantes (Por lo menos para mí, lo son) y encima tenía que hacerme la idea de alejarme de mi bebé... Fue horrible. 


El día llegó, mi mami fue a recoger a Matias de la casa de mis suegros y yo ya sabía lo que se venía, el llanto de Maria José Magdalena. Lloré hasta que me di cuenta que mi maquillaje era un asco, me calmé y me arreglé otra vez. 
Mientras iba camino a mis clases me sentía vacía, vulnerable y desprotegida, así es, desprotegida. Durante mucho tiempo Matias fue parte de mi, estar con él me daba la sensación de estar completa. El primer día me la pasé dando exámenes y la verdad es que no tuve mucho tiempo para extrañarlo, eso si, llamé a mi mamá unas 40 veces hasta que me dijo: MATIAS ESTA BIEN HIJA (Perdón mamiiii). 


Sobreviví a esos terribles 5 días, mi extractor y las fotos de mi bebé en mi celular me hicieron todo más fácil. El último día fue viernes, todos hacían planes para juntarse en la noche y yo no veía las horas de estar en la cama acurrucando a mi piojo. Salí disparada del lugar para llegar rápido a ver a mi bebé, llegué a la casa de mi mamá para recogerlo y volví a sentir que estaba completa. 
Cargarlo, olerlo, llenarlo de besos, me llenaron de felicidad. Felicidad indescriptible, imposible de comparar.




El trabajo: 

Hasta que Matias cumplió los 6 meses estuvimos juntos, siempre fuimos mi pelado y yo a todos lados. A la casa de la abuela, a hacer las compras, a pasear, al shopping, a almorzar, etc... Pero todo lo hacíamos juntos.
 Sin querer, Mati se convirtió en una extensión de mí, sentí que sin él las cosas no funcionaban como debían y cuando pensaba en el día que me fuera a volar tenía sentimientos encontrados. Por un lado me sentía culpable por dejar a mi hijito de 6 meses con mi mamá o mi suegra, pero por el otro no veía las ganas de subirme al avión y poder hacer algo que tanto me gusta. Obviamente si me pusieran en una balanza mi trabajo y mi hijo, definitivamente correría a lado de mi bebé, pero en una realidad en donde tengo que trabajar, sólo queda ver el lado positivo de las cosas.


Mi primer vuelo después de Mati fue el 8 de Junio y fue un México, días antes estaba ansiosa y lloraba cuando veía a mi hijito porque sabía que dentro de poco tendría que dejarlo. Otra vez empezaron los dolores de cabeza y de barriga, mi cuerpo volvía a sentirse mal por despegarme de mi bebé. Llegó el día en que me tuve que ir, recojo de 5:45 am y Matias estaba durmiendo con Diego en la cama, les di un beso a cada uno y me fui llorando pero nada del otro mundo. La verdad, pensé que todo iba a ser peor, me imaginé a Mati llorando estirándome los brazos y NADA de eso pasó. Antes de despegar llamé a Diego a preguntarle como iban y todo estaba bien.



Aquí hay una foto de Mati cuando se queda con mis papás, feliz mi chanchiito.


Con el tiempo fui volviendo a agarrarle el gusto a los días que tenía para mí. De todo el mes sólo me voy de casa 8 días, y esos 8 días son sólo míos. Aprovecho y me voy al gimnasio, me pido room service, duermo, paseo por el mall, tomo sol... Y seguro para algunas mamás que no vuelan les parecerá jalado de los pelos que me vaya tan tranquila a pasarla bien mientras Matias se queda en Lima, pero es mi trabajo y tampoco planeo quedarme en mi cuarto encerrada en la penumbra. 
Tampoco puedo quejarme porque de 30 días al mes, paso 22 de ellos con mi hijo, y son días enteros y bien disfrutados, porque me lo apachurro todo el día hasta que el solito me empuja :( 


Me imagino que muchas mamás que todavía no regresan al trabajo después de tener a sus bebés, están sintiendo lo mismo que sentí yo. Pero aunque suene crudo, nos llegamos a acostumbrar a pasar menos tiempo con ellos... siempre extrañando eso si, pero acostumbradas.


Lo que yo hago cada vez que me voy a trabajar, por más que me de la lloradera, no dejo que Mati me vea mal, porque sino él va a relacionar mi trabajo con algo malo y trabajar no tiene nada de malo! Además, una tía que es casi como mi mamá me regaló un osito de peluche que graba cualquier cosa que le digas, siempre trato de dejarle alguna canción que a Matias le guste que le cante. Es mi manera de sentir que no lo dejo "tan solo".



Salidas de noche:

Aunque sé que varias personas se van a reír de lo que les voy a contar, mi primera salida nocturna en Lima fue éste sábado. Si, recién después de casi 9 meses (Y no esto contando todo el tiempo del embarazo). 
Hasta el sábado pasado no podía ni pensar en dejar a Mati donde mi mamá para salir con Diego y nuestros amigos a tomar un trago. Mis amigas me decían que deje al gordo un ratito pero me sentía mala mamá. Es una tontería, porque no somos ni mejores ni peores por salir a pasarla bien una vez a las 500.

Pero déjenme decirles que planear la salida del sábado fue estresante al principio. Por primera vez desde que tuve a Mati tenía ganas de salir y justo coincidí que quería ir al mismo lugar que unos amigos que tuvieron a su bebé hace casi 3 meses, eso me empiló más todavía, pero luego vi a mi Mati en la cama y me desanimé. Después de que mi mamá casi nos obligara a salir, nos animamos. Dejé a Mati donde mi mami con todas sus cositas para pasar la noche y corrí a alistarme. Pero obvio tuve un par de problemas con los que no contaba:
  1. No sabía que michi ponerme, no porque "no tenga ropa" como siempre nos pasa a las mujeres, sino porque no sabía que se usa ahora! Me sentí una señora!!
  2. Me había olvidado del pequeño detalle de la leche. Me saqué antes de salir de mi casa y rogué para no producir tanto esa noche jaja.
  3. Los tacos... saben hace cuánto no usaba tremendos tacos? Mis pies no están seguros de volver a usarlos durante mucho tiempo.
  4. No tomaba hace tanto tiempo que un maracuyá sour me puso alegrona. Queee rooooche.








Aunque extrañé a mi Mati, ésta salida me hizo mucho bien. No es que no me divierta normalmente, pero definitivamente es otro tipo de diversión, dónde por una noche no tuve que preocuparme del monitor o de si Matias estaba bien tapado. Luego, hablando con Diego, nos dimos cuenta de que podíamos hacer esto más seguido, no taaaan seguido tampoco porque para ser sincera me gustan mis noches de tres acurrucado en la cama, pero si darnos un respiro de vez en cuando. Además, ésta salida me quitó unos 5 años de vida, me desperté con el cuello contracturado y dolor de pantorrillas, soy una vergüenza para la juventud jaja. 

Por el momento soy más feliz en mi casa con mi hijito viendo Barney y Backyardigans, que en tacos en la calle. Me imagino que dentro de algún tiempo (largo) me provocará volver a salir, pero por ahora estoy bien así. 



Majo y Mati





















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